miércoles, noviembre 16, 2005

... y sanarán.


Una de las más poderosas confirmaciones de la verdad del Evangelio es el poder de Dios y las señales que siguen "a los que creen" (Marcos 16:17).

Dos noches atrás mi esposa Yuliana estaba muy enferma, con dolor de cabeza y bastante temperatura. Como toda esposa, no quería tomar nada porque tenía el estómago vacío, pero tampoco quería comer porque no tenía hambre. La oración era la única salida. Estabamos preocupados porque esta semana tiene un par de exámenes importantes y créame que a nadie le gusta estudiar cuando se siente enfermo.

Esa noche oré por ella mientras dormía, y al día siguiente se levantó todavía con temperatura. Le dije que si no mejoraba que tal vez era bueno que después de la universidad se fuera a la casa. Pero me llamó al medio día diciendo que estaba muy bien y que se iba de camino al trabajo.

Al recogerla tarde esa noche se veía muy bien, y hasta tenía la piel fria. ¡Dios la sanó en menos de 24 horas!

Muchas veces la gente puede discutir nuestra doctrina, pero no pueden discutir con un milagro. Nosotros no buscamos milagros, pero los milagros nos siguen como evidencia.

Testifique siempre de los milagros que Dios hace en su vida e iglesia a la gente de su escuela o trabajo, sean grandes o pequeños. Tarde o temprano, aquellos que necesitan de oración vendrán a buscarle a usted. La gente parece no escuchar, pero el momento que necesitan de Dios, se volverán a su representante: usted. Es entonces cuando podemos ejercer la misericordia de Dios y Su autoridad en la oración, a través del nombre de Jesús.

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. (Marcos 16:17-18)


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