martes, diciembre 13, 2005

Presuposiciones inherentes en la doctrina de la Trinidad



La doctrina de la Trinidad lleva presuposiciones inherentes a su misma naturaleza que no pueden ser encontradas en la Escritura, pero son necesarias para explicar la teoría de "un Dios en tres Personas". Sin tales suposiciones la doctrina se desmorona y se hace incomprensible. Entre ellas se encuentran las palabras o frases "Personas", "Hijo eterno", "Trinidad", "co-eternos", "generación eterna", etc.

Uno de los argumentos más conocidos para hacer una distinción de personas entre el Padre y el Hijo es encontrar un versículo que utilice tales títulos e inmediatamente declarar triunfantemente "¡Ahí están las dos Personas!", cuando el versículo en cuestión ni siquiera utiliza la palabra "Personas". Lo extraño es que no hacen lo mismo con versículos como Isaías 9:6 donde describe al niño y al hijo como Dios Fuerte y Padre Eterno. Si lo hicieran, tendrían como cinco o seis "Personas" en ese versículo. Pero obviamente el Mesías es sólo una persona.

Tales inconsistencias son prevalentes en los argumentos trinitarios. Ciertamente no podemos dejar que asuman su posición y luego traten de probarla con presuposiciones. Deben demostrar que la palabra "Personas" es apropiada para hablar de Dios (biblicamente no lo es) y que cada versículo que hable de dos títulos o manifestaciones de Dios ya implica distintas personas o seres divinos separados.

Si no pueden probar sus presuposiciones, entonces no pueden explicar su doctrina. Una doctrina sin explicación bíblica no proviene de Dios. Esta es una de las muchas razones que tenemos para rechazar la teoría de la Trinidad.

(Para mayor información sobre la identidad del Padre y del Hijo consulte el libro, "No Señora, la Trinidad no es el Camino".)


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