martes, agosto 15, 2006

Cuando al predicar la Palabra no predicamos la Palabra


Tal vez esto sea familiar y muy común pero no es predicación 100% bíblica: Agarro un texto cualquiera del Antiguo Testamento, lo espiritualizo, lo convierto en un mensaje de aliento para la iglesia y todos se van a casa bendecidos. Pero... el texto que prediqué fue usado mal por no hablar de lo que yo le hice decir.

Me explico un poco mejor: A veces damos mensajes basados en una cierta Escritura, pero el mensaje que damos no está verdaderamente fundamentado en tal pasaje bíblico. No pusimos ni el mínimo esfuerzo en saber el cuándo, quién, por qué y para qué de tal Escritura y por ende no predicamos aquello que el Autor y el escritor de la misma quisieron darnos a conocer. Nuestro mensaje fue pseudo-bíblico. Hicimos con la Biblia lo mismo que hacen las sectas que "tuercen las Sagradas Escrituras para su propia perdición."

Cada vez que encontramos un sectario que trata de usar la Biblia para enseñar doctrinas que no están en ella, nos sentimos molestos que usen mal la Palabra de Dios. Por ejemplo cuando alguien usa pasajes del libro de Eclesiastés para enseñar que el alma no sobrevive a la muerte porque "mejor es perro vivo que león muerto" o que "los muertos nada saben," nos damos cuenta que tales personas no han tomado el mínimo tiempo en estudiar el propósito y contexto del Libro de Eclesiastés: describiendo la vida enfocado en las cosas que suceden "debajo del sol," es decir, como si no hubiera una realidad espiritual (pero Eclesiastés no niega que tal realidad exista ya que termina exhortando a la fe en Dios y el guardar Sus mandamientos).

Esto nos debería llevar a reflexionar nuestro uso de algunos textos favoritos como: "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13) que no habla de siempre andar en victoria sino de contentarnos en cualquier situación, sea de abundancia o necesidad (por favor vea usted mismo el contexto de esa Escritura en Filipenses 4:10-12).

Todavía me acuerdo un mensaje que oí donde el predicador usó 1 Tesalonicenses 5:24, "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará." Y el énfasis del mensaje era: "Fiel es Dios, Él lo hará. ¿Hará qué? Este versículo no dice, por lo tanto es cualquier cosa que necesites. Sólo pon tu confianza en Él ahora. ¡Él lo hará!" El mensaje no era malo, pero torcía la Escritura. El contexto habla de Dios realizando la santificación del creyente (1 Tesalonicenses 5:23) y continúa ese pensamiento en el versículo 24. Al final resultó siendo un mensaje pseudo-bíblico.

Un ejemplo final: "La iglesia del Nombre es el 'real sacerdocio'," decía alguien, "no los sacerdotes católicos," ese es un sacerdocio falso. Es necesario hacer una diferencia entre el sacerdocio real y el sacerdocio falso." El problema con ese mensaje es que tenía un entendimiento equivocado de la palabra "real." Viene de la palabra griega basileion y significa real en el sentido de realeza (relacionado a "rey"), no en el sentido de ser opuesto a aquello que es ficticio o falso. En inglés dice, "Royal Priesthood." De hecho en Apocalipsis nos llama otra vez "real sacerdocio" pero usa la frase "reyes y sacerdotes." Ese es el entendimiento correcto. Predicarlo de otra manera es hacer violencia a la Escritura.

Es responsabilidad de todo hijo de Dios usar la Palabra con honestidad, especialmente aquellos que se ocupan en predicar o enseñar porque recibirán un juicio más severo. Es por esto que se nos insta a tener "cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren." (1 Timoteo 4:16).

"Hermanos míos, no os hagáis maestros mucos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación." (Santiago 3:1)

"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad."
(2 Timoteo 2:15)


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