martes, mayo 11, 2010

Leyendo la Biblia 3


El clima religioso de este mundo es uno de total confusión y disolución doctrinal. La predicación bíblica ha abandonado los púlpitos de las iglesia evangélicas y carismáticas y "la presión para producir resultados numéricos ha llevado a muchos ministerios a sacrificar la centralidad de la predicación bíblica en el altar del pragmatismo centrado en el hombre."*

Como alguien escribió: "La exposición [bíblica] está siendo reemplazada con el entretenimiento, la predicación con actuaciones, la doctrina con drama, y la teología con el teatro. El púlpito, alguna vez el punto focal de la iglesia, ahora está siendo desplazado por una variedad de técninas de igle-crecimiento, todo desde estilos de adoración a la moda del día hasta presentaciones despampanantes y desfiles estilo vaudeville."*

Siendo que muchos no tienen el privilegio de asistir a una iglesia cuyo punto principal en todo el culto es la predicación de la Palabra de Dios, depende de cada creyente alimentarse a si mismo diariamente. La Palabra de Dios debe ser su compañera fiel en su caminar cristiano.

Se ha dicho que la mayoría de los cristianos no conocen la Biblia porque nunca la estudian personalmente. Conocer la Biblia es diferente de saber unas cuantas historias bíblicas, parábolas o hechos; es el conocer aquello que los escritores originales intentaron comunicar, inspirados por el Espíritu Santo.

Si lo que usted sabe de la Biblia lo escuchó de terceras personas (incluyendo su pastor) eso no es suficiente, ni coresponde a la voluntad de Dios. Es volver a la Edad del Oscurantismo Medieval donde la Biblia no estaba disponible para la gente común y unos pocos líderes religiosos enseñaban a los demás lo que deberían creer.

Lastimosamente la mayoría de los cristianos están muy cómodos dejando el conocimiento de la Biblia en las manos de su líder religioso y nunca siguen el ejemplo de los creyentes de Berea:

"Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así." (Hechos 17:11)

Note que la examinación de las Escrituras es considerado algo "noble" de acuerdo al escritor bíblico. Y aunque muchos no vean el estudio bíblico personal como su responsabilidad, es innegable que Dios providencialmente ha provisto Su Palabra en nuestro propio lenguaje con el propósito de comunicarnos Su voluntad. El Apóstol Pedro escribió:

"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas..." (2 Pedro 1:3-4)

¿Cómo comenzar la lectura bíblica personal?

Comience despacio, pero sea consistente. Comience leyendo un capítulo de la Biblia cada día, preferiblemente en uno de los Evangelios. (Principiantes tienden a leer la Biblia comenzando en Génesis y terminando en Apocalipsis, pero llegando a Levítico abandonan pronto la lectura; por eso este tipo de lectura no es recomendable.) Después de un mes, aumente otro capítulo a su lectura diaria, y luego otro, y así sucesivamente hasta que pueda, confortablemente, leer cuatro capítulos diarios de la Escritura.

La lectura diaria consistente de cuatro capítulos diarios le ayudará a leer toda la Biblia cada año. Pase lo que pase, no se dé por vencido.¡Usted está a punto de embarcarse en una aventura sin igual que rendirá frutos eternos en su vida espiritual!

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* Famine in the Land, Steven J. Lawson, pag. 25.

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