martes, mayo 25, 2010

El escribir como ministerio

Acabo de terminar la lectura del pequeño libro Cartas a un Joven Escritor por Luis Bernal Lumpuy (Editorial Vida, 1992) y puedo recomendarlo para aquellos que están deseando comenzar un ministerio literario, escribiendo artículos para periódicos o revistas, folletos, o libros cristianos.

En este momento estamos buscando escritores para la revista Defensores de la Fe y también expositores que escriban ensayos para el Simposio de Pentecostalismo anual. Creemos que este pequeño libro tiene buenos consejos para todo aquel que esté interesado en participar en tales proyectos.

Algunos consejos extraídos del libro:

• La práctica perfecciona al escritor, como lo hace con el herrrero, el carpintero, el músico o el pintor.

• Hay que leer y releer, preferiblemente después que haya transcurrido algún tiempo desde que se terminó de escribir... hay que eliminar todo lo que sobra y lo que estorba a la fluidez de las ideas.

• En cuanto a los escritores cristianos, en particular, sus libros tienen que ser hijos legítimos de su propia experiencia; su obra no puede ser extraña a sí mismos. Al menos debe ser un reflejo de sus anhelos de perfección moral y espiritual.

• La lectura de un mal libro produce cierta desazón, sobre todo cuando el autor no expone con claridad una recta interpretación del mensaje de la Biblia, o una correcta comprensión de la experiencia humana, a la luz de un criterio netamente espiritual.

Para los participantes en el Simposio de Pentecostalismo Apostólico o aquellos que anhelan participar en el futuro:

• El ensayo es un tipo de composición, en prosa literaria, que expone... con profundidad, madurez y emoción, una interpretación personal sobre modalidades libremente escogidas de temas científicos, filosóficos, religiosos o artísticos.

• El hombre, a diferencia de los demás seres vivientes que pueblan el planeta, por ser corona de la creación de Dios, tiene, entre otras características particulares, una curiosa necesidad: la de aprender.

• El estudio despierta, estimula y prepara las cualidades, los talentos y las posibilidades que hay latentes en todo ser humano.

• Estudiar no es una necesidad exclusiva de la juventud, ni corresponde a una época determinada de la vidad. Los hombres y mujeres que llegan a una edad avanzada y continúan estudiando poseen una vida interior abundante, y su vejez se hace menos fatigosa. El estudio le brinda a la vida agradables sorpresas y múltiples alegrías.

• La superación intelectual de los seres humanos es agradable a Dios, y la facultad de aprender forma parte de los talentos que Él nos dio para que seamos felices en la tierra.

Sea que usted es un escritor académicamente formado, o tal vez uno que le tocó formarse a sí mismo en el mismo campo de batalla, este pequeño libro le dará ideas y buenos consejos que uno hubiera deseado tener al comenzar a andar en el camino del ministerio de la escritura.

G. Jorge Medina, D.Min.
Defensores de la Fe
www.defensoresweb.com
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