martes, agosto 18, 2009

El Pueblo del Libro o el Pueblo de la Cancion?

Desde tiempos antiguos, tanto judíos como cristianos han sido conocidos como "el Pueblo del Libro", ya que se aferran a las Sagradas Escrituras tanto en práctica como en doctrina. De hecho, ese es el nombre que los musulmanes usan para referirse a nosotros.

Se han oido cantidades de testimonios de personas que vivieron bajo regímenes comunistas, musulmanes, o de otra índole, donde la Biblia era prohibida, tanto en su lectura como en su posesión. Hemos leído de personas que arriesgan sus vidas para traficar Biblias, llevándolas a gente que las necesita con desesperación.

Personas que, teniendo acceso sólo a unas pocas páginas de la Escritura, las memorizaban completas, con puntos y comas, en la esperanza de un día toparse con otro creyente que tal vez haya memorizado otra parte de la Biblia, para compartir lo poco que tienen y ser mutuamente enriquecidos.

Me acuerdo la historia de un hombre que, viviendo como prisionero de guerra, se ofreció a limpiar las letrinas porque se dió cuenta que los ateos que lo tenían preso, usaban páginas de la Biblia para limpiarse cuando iban al baño. Este hombre las encontraba, las limpiaba y las guardaba como un gran tesoro.

La Biblia sigue siendo el libro de más venta a nivel mundial, y muchas familias en América tienen más de una copia, y más de una versión, de la misma. Pero, al mismo tiempo, y muy tristemente, es el libro de menos lectura entre los cristianos.

Los comunistas pueden citar largos pasajes de los escritos de hombres como Karl Marx o Engels. Muchos cristianos no pueden hacer lo mismo con el Libro cuyo Autor se supone es Dios mismo.

Pero los mismos cristianos pasamos horas de horas escuchando o viendo videos de música cristiana. Hemos memorizado letras de canciones y nombres de cantantes. Sabemos qué canción comenzó a tocar en la radio, simplemente con oír los primeros dos acordes.

La necesidad que los cristianos de antaño, o los que están en paises que odian el cristianismo, sentían por la lectura y memorización de las Escrituras parece haber desaparecido.

Nuestra generación ya no es "el Pueblo del Libro", sino más bien "el Pueblo de la Canción".

Esto es demostrado aún en nuestros cultos. Todavía me acuerdo la conferencia que se me invitó a predicar, donde por dos horas tuvimos música rápida y lenta, especiales, coro y quién sabe cuántas cosas más. Me dijeron que no me preocupara de la hora... pero en medio del mensaje, 30 minutos después, los músicos se subieron a plataforma y comenzaron a tocar... dándome a entender que debería cerrar el mensaje. La hora estaba avanzada. Lo sentí por la gente que estaba visitando, muchos de los cuales tal vez no volverían a estar en una iglesia... ciertamente no hubo tiempo apropiado para el altar, mucho menos para bautizar a alguien.

Me pregunté por qué esa iglesia gastaría dinero en invitar un predicador especial, si su énfasis estaría en la música, no en el mensaje. Podrían haberse ahorrado el dinero, y yo el viaje...

Viene a mi mente que Jesús y los discípulos en su celebración de la pascua "habiendo cantado el himno" (Marcos 14:26) salieron hacia el Monte de los Olivos. No hubieron varios himnos, sino sólo uno... ¡tan diferente de lo que nosotros acostumbramos!

Por favor no me malentienda. Amo el cantar, especialmente canciones que más que ritmo tienen mensaje. Antes que predicador o maestro, mi objetivo es ser un adorador. Pero creo que tenemos que traer balance a lo que hacemos en la iglesia y en nuestras vidas como seguidores de Cristo y sus Apóstoles.

El mundo será transformado, no por una canción, sino por el mensaje de la Cruz. Sólo el Pueblo del Libro puede realizar tan gran mandamiento de ir y predicar a toda criatura. Es como si Jesús mismo hablara a través de Su Espíritu:

"Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza." (1 Timoteo 4:13)

Habrá alguien que quiera responder conmigo:

"¡Amén, sí. Ven, Señor Jesús!"


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