miércoles, noviembre 23, 2011

¿Por qué mató Dios a Nadab y Abiú?

"Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de YHWH fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de YHWH y los quemó, y murieron delante de YHWH." (Levítico 10:1–2)


El pecado de Nadab y Abiú fuer ofrecer "delante de YHWH fuego extraño, que él nunca les mandó." (Lev. 10:1) La frase "fuego extraño" muy probablemente tiene que ver con el tipo de fuego que usaron. Todo en el Tabernáculo era purificado con sangre porque "sin derramamiento de sangre no se hace remisión" (Hebreos 9:22) y “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.” (Levitico 17:11).

El fuego que debía ser usado en los incensarios debía venir del altar del sacrificio, el cual estaba purificado por la sangre de los sacrificios. Tal sangre ciertamente caería también sobre las brasas para purificarlas. Cualquier otro tipo de fuero no estaba purificado para un propósito tan santo y por ende era "fuego extraño".

"Harás asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás... No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación. Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será muy santo a YHWH." (Exodo 30:1, 9–10).

Dios describe esto en más detalle:
"Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de YHWH, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de YHWH, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera." (Levítico 16:12–13).

Es posible que Nadab y Abiú vieron cómo la presencia de Dios llenó el lugar cuando ofrecieron incienso y pensaron que ellos fueron los responsables. Pensaron que podían traer la presencia de Dios al lugar cuando ellos quisieran y por sus propios medios. Aunque ofrecieron ese incienso para Dios (Levítico 10:1), Dios se vio forzado a mostrar que las cosas de Dios no se deben hacer de manera carnal y no santificada. Sólo hay una manera de agradar y de seguir a Dios: La manera de Él. La sinceridad no es suficiente. Hacerlo "para Dios" no es suficiente. Cada creyente, todas las ramas del cristianismo, y todas las demás religiones harían bien en aprender esta lección.


G. Jorge Medina
Defensores de la Fe
www.defensoresdelafe.org

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