"Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros." (1 Pedro 3:15)
lunes, junio 15, 2009
¿La leche de la Palabra es para la Iglesia?
Por bastante tiempo nos ha molestado la superficialidad de la predicación que se realiza en las iglesias modernas, incluyendo las iglesias pentecostales (o tal vez deberíamos decir, especialmente en las iglesias pentecostales). La razón que se dá para esta práctica es que la gente no puede digerir más. Y aunque estoy en completo acuerdo que algunas personas no están preparadas para estudios profundos (mucho de ello es nuestra propia culpa), ¿qué de hermanos que ya han estado en la iglesia por varios años? ¿No deberían ellos poder aceptar estudios más ricos en la exposición de las Escrituras?
Otra excusa que se da suena un poco más piadosa:
"Jesús predicaba de manera sencilla, usando cosas de cada día, con historias que todos podían entender."
Cierto, ¿pero se ha puesto usted a pensar a qué tipo de personas estaba predicando Jesús?
¿No era la mayoría de su predicación dirigida a la multitud? ¿No era el afán de Cristo predicar "a los enfermos", entre los cuales se contaban prostitutas y otros pecadores?
Y la realidad es que aún así muchos no entendían sus enseñanzas, tanto así que a veces le tocaba explicar el significado de sus parábolas en privado a los discípulos.
Pero, aceptando la verdad general de que la predicación de Jesús a la gente era básica y llena de historias que apelaban a las multitudes, ¿no es cierto que después de Su resurrección estuvo cuarenta días enseñando a los discípulos la Palabra?
Jesús mismo encomendó a los Apóstoles a ser guiados por el Espíritu Santo para luego compartir la Palabra con los demás. Vea los siguientes versículos:
Juan 14:26
"Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho."
Juan 16:13
"Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir."
Juan 17:14
"Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo."
Juan 17:20
"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos."
Las verdades profundas de la Palabra de Dios se dieron a los Apóstoles para que las compartieran con los creyentes. ¿No deberían los pastores y ministros compartirla de la misma manera?
¿Será ésta una de las razones de la tremenda carnalidad en los cultos y en la vida cristiana moderna?
¿Cómo pueden los miembros de la iglesia vivir vidas santificadas si en vez de Palabra reciben historias? Palabras de aliento (al estilo Joel Osteen) no son suficientes para producir en la gente el fruto del Espíritu Santo. Note lo que dice la Biblia:
Juan 17:17
"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad." (Compare Salmos 119:9, 11)
¿Cómo puede la gente de la iglesia tener fe que mueva montañas sin la Palabra de Dios? Historias que tocan el corazón emocionan por un tiempo, pero no producen fe duradera.
Romanos 10:17
"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios."
Esta es nuestra conclusión:
La predicación clara, simple y básica del Evangelio verdadero debe ser dada cada vez que haya oportunidad en la iglesia, especialmente en cultos con el mayor número de visitantes (en nuestra iglesia esto es el Domingo en la mañana).
La enseñanza doctrinal debe ser dada a la iglesia para producir en ellos el fruto de fe y santidad que sólo la Palabra puede generar. No hacerlo desobedece el mandato del Señor: "haced discípulos... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado." (Mateo 28:19-20)
Si no obedecemos esto, no estamos haciendo discípulos, sino simpatizantes. Cristianos superficiales que no maduran, y que después de años y años de asistir a la misma iglesia todavía no pueden soportar nada más que leche en sus estómagos espirituales.
La predicación más sencilla de Jesús era para los pecadores. (Para los fariseos y maestros de la Ley reservaba grandes interrogantes teológicas.)
Las epístolas del Nuevo Testamento son para la iglesia. Creo que muy pocos contenderán que las epístolas no tienen carne espiritual. Recuerde que las epístolas no eran sólo para ministros (tal vez con la excepción de las llamadas "epístolas pastorales" a Tito y Timoteo), sino que su propósito era ser leídas a las congregaciones enteras. En ellas puede haber cosas "difíciles de entender" pero deben ser tenidas en alta estima porque son la Palabra misma de Dios y debe ser expuesta a los hermanos ya convertidos.
La Palabra de Dios no vuelve vacía (Isaías 55:11), y la exposición de la Palabra da sabiduría a los simples (Salmos 119:130; 119:115). Si no la compartimos de acuerdo a la voluntad de Dios, estamos robando bendición a nuestra congregación y siendo indolentes en el cargo que se nos ha dado como ministros de Dios.
Lic. G. Jorge Medina
Defensores de la Fe
www.defensoresweb.com
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