¿Al Cielo sin Santidad?
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. (Hebreos 12:14)
No hay (idea) tan perniciosa como esta—que personas no purificadas, no santificadas, no hechas santas en sus vidas, sean después llevadas a ese estado de bendición que consiste en el disfrutar de Dios. Tampoco pueden tales personas disfrutar de Dios, y Dios no sería una recompensa para ellas. La santidad es, de hecho, perfeccionada en el cielo, pero el principio de la misma está invariablemente confinada a este mundo.*
¿Cómo podremos sentirnos como en casa y ser felices en el cielo si morimos sin santidad? La muerte no produce cambio. La tumba no transforma. Cada uno se levantará con el mismo carácter que tenía al expirar. ¿A dónde iremos si ahora somos extranjeros a la santidad?
Supon por un momento que se te permitiera entrar al cielo sin santidad. Qué harías? ¿Que posible gozo sentirías allí? ¿A cuál de los santos te unirías? Sus placeres no son tus placeres, sus gustos no son tus gustos, su carácter no es tu carácter. ¿Cómo podrías ser feliz, si no fuiste santo en la tierra?
Ahora tal vez amas la compañia de aquellos que nada les preocupa, los mundanos y lujuriosos, los que viven en busca de placeres. No abrá tales en el cielo.
¿Crées tú que tal persona se alegraría de conocer a David, Pablo, y Juan, después de haber invertido su vida haciendo cosas contra las cuales aquellos predicaron?
La gente tal vez dice en una manera vaga que "esperan ir al cielo"; pero no consideran lo que dicen... el Cielo es esencialmente un lugar santo; sus habitantes son todos santos; sus ocupaciones son todas santas. Es claro que debemos entrenar y prepararnos para el cielo mientras todavía estamos en la tierra.**
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* John Owen, Owen on the Holy Spirit, p. 575 (citado en Intoxicated with Babylon por Steve Gallagher).
** J.C. Ryle, Holiness, p. 56, 35. (citado en Intoxicated with Babylon por Steve Gallagher).
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