miércoles, agosto 09, 2006

¿Predicador o Maestro?


El ser "pentecostal" es asociado dentro del círculo cristiano con ser "locos por Jesús", es tener una alabanza demostrativa y libre de cadenas, es creer que las señales todavía siguen a los que "creen en Su Nombre" (Marcos 16:17). Pero con frecuencia también significa que si el predicador no gritó a voz en cuello, entonces "no predicó, sólo enseñó," como si el enseñar fuera pecado. Y en realidad la diferencia, en la mente de la gente, entre la predicación y la enseñanza es el volúmen de la voz del pastor; lo cual está equivocado. Uno puede enseñar en alta voz, o predicar sin forzar su garganta. A aquel que es menos demostrativo en su timbre de voz se le dice, "hágalo a lo pentecostal," es decir, "grite un poco más."

En la Biblia la predicación se relaciona generalmente con el compartir el mensaje de salvación (Mateo 12:41; Mateo 3:1; Marcos 16:20; Hechos 9:20) y la enseñanza con el discipulado de los creyentes para que alcancen la madurez en Cristo (Mateo 28:20; 1 Timoteo 3:2; 1 Timoteo 6:2). Aunque en realidad no se puede hacer una separación directa de ambos, aquel que predica enseña acerca de Jesucristo (Mateo 11:1). Pero note que en ninguna ocasión se hace una diferencia sobre el volúmen de la voz, sino más sobre el contenido de lo que se dice.

Si uno comienza a ver el volúmen de voz como aquello que distingue la "predicación" de la "enseñanza" entonces no tardará mucho en confundir los gritos del predicador con la unción, de tal manera que si no gritó es "porque no estaba ungido." Aunque parezca increíble, no son sólo nuevos convertidos los que cometen tal equivocación, sino también hermanos que están en la iglesia por varios años.

¿Será que esto ha influenciado en nuestros predicadores la necesidad de predicar para una respuesta demostrativa de la congregación, en vez de buscar la alimentación de la misma?

¿Será por esto que mensajes que nos hace saltar, girar, correr y gritar son más comúnes en nuestros campamentos que enseñanzas que realmente nos hacen crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo? (Los que me conocen saben que yo creo que la alabanza a un Dios vivo debe ser demostrativa; al mismo tiempo, no podemos perder de vista el horizonte de la madurez cristiana, por el entretenimiento de la multitud cercana.)

Tal vez meditar al respecto nos muestre un mejor camino para discipular a nuestros nuevos convertidos.


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