lunes, agosto 21, 2006

Lo que importa es ser sincero

A veces se oye a la gente decir: “No importa la religión que uno tenga, con tal que sea sincero. Al final todos los caminos llevan a Dios.”

¿Es cierto esto? ¿Le importa a Dios más la sinceridad de nuestro corazón que seguir la verdad?

“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.” (Proverbios 14:12)

Ciertamente no hay base en la Sagrada Escritura para afirmar que la sinceridad sea suficiente para ser salvo. Si así fuera no se hubiera necesitado el sacrificio de la cruz. Había religión antes que Jesucristo viniera a este mundo, y todavía hay multitud de religiones; pero Dios detesta la religión falsa y la adoración de ídolos:

“No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas sebajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy YHWH tu Dios, fuerte celoso...” (Exodo 20:3-5).

La vida, milagros y palabras de Jesús definitivamente no enseñan que las puertas el cielo están abiertas a todos los sinceros de corazón. De hecho, lo contrario es verdad:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que estan en los cielos.” (Mateo 7:21).

Sin el sacrificio de Cristo no hay posibilidad de perdón de pecados, y el pecado no puede entrar al cielo. Por ello la necesidad que el Evangelio sea predicado hasta lo último de la tierra:

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Marcos 16:15-16).

“Condenado” suena bastante duro, pero debemos recordar que esas palabras salieron de los labios de nuestro Señor y Salvador. Jesús nunca miente.

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
(Juan 14:6).

La responsabilidad de cada persona en este mundo es clara:

“Arrepiéntanse, y sea bautizado cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo, para el perdón de sus pecados; y recibirán el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38).

Para algunos es difícil obedecer estas palabras. Su “sinceridad” es simplemente una excusa para adorar a Dios a su manera y no buscar la manera de Dios.

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7:13-14).

¿Qué camino está siguiendo usted? ¿El de su propia “sinceridad” o el camino de Dios, el de la Verdad?


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