jueves, marzo 05, 2009

Los pastores y la Biblia


Leyendo parte del capítulo uno del libro El Ministro y Su Nuevo Testamento Griego escrito por A.T. Robertson, el conocido y respetado erudito del idioma Griego, me sentí convicto de que mi amistad con El Libro de Dios no es lo que debería ser.

Robertson escribe:

Debería considerarse un hecho que el predicador tiene su Testamento Griego... No digo que cada predicador debería ser un experto en su conocimiento del Nuevo Testamento Griego. Eso es algo que no se puede esperar. No afirmo que un predicador que no tenga conocimiento del Nuevo Testamento original no puede predicar. Me opongo a tal restricción. Pero un poquito es mejor que nada... esto es preeminentemente cierto del Nuevo Testamento Griego.

Excusamos a otros hombres por no tener un conocimiento técnico de la Biblia. No esperamos que todos los hombres conozcan los detalles de la medicina, leyes, bancos, o trenes. Pero el predicador no puede ser excusado por la falta de un conocimiento exacto del Nuevo Testamento. Este es el libro que él se entrega a exponer y explicar. Es su especialidad, y debe conocerlo no importando qué más conozca o ignore. Excusas para su negligencia del Nuevo Testamento son simplemente excusas y nada más.

Ahora, el Nuevo Testamento Griego tiene un mensaje para cada mente... Hay sermones escondidos en las raices, preposiciones, tiempos, artículos, casos y partículas griegas... La originalidad que uno tendrá es la del gozo de la realidad, el sentido del contacto directo, del conocimiento personal, de sorpresa y maravilla mientras uno se tropieza inesperadamente con las ricas perlas de verdad guardadas para él desde las edades... el poco estudio requerido por el Griego abre los tesoros inesperados que sorprenden y deleitan el alma...

El valor cultural y espiritual del Nuevo Testamento Griego está más allá de todo cálculo. En el Renacimiento el mundo despertó con un Testamento Griego en sus manos y todavía se encuentra ante las páginas abiertas de este, el libro más grande de todos los libros, en maravilla y rapto mientras sus páginas continuan revelando a Dios en la faz de Jesucristo.


Robertson indica las riquezas del Nuevo Testamento en el idioma original y su desafío es que los pastores lo estudien en Griego para estar apropiadamente calificados para la predicación.

Cuánto más nos reprendería hoy cuando muchos de nosotros no tomamos el tiempo de siquiera leer el Nuevo Testamento en el idioma Español. Ni qué decir de lo poco que algunos de nosotros estudiamos para profundizar nuestro conocimiento del Libro que deberíamos conocer mejor que ningún otro, precisamente porque es el único libro que nuestra profesión de ministros (por decirlo así) nos llama a conocer de principio a fin.

Una buena manera de leer a través de la Biblia cada año es utilizar una lista de lectura, o conseguir una Biblia en un Año que contiene lecturas diarias seleccionadas del Antiguo y Nuevo Testamento. Algunas iglesias se dan a la práctica de leer cuatro capítulos diarios, y sus pastores les recuerdan semanalmente en qué parte de la Biblia ya están. Algunos pastores incluso tratan de seleccionar sus sermones de las lecturas de la semana, lo cual ayuda a los miembros a relacionarse de mejor manera con lo que se está exponiendo.

Si analizamos nuestra práctica de lectura diaria nos daremos cuenta que podemos mejorar ya sea en la cantidad de tiempo que le damos, o en la calidad de estudio que realizamos. Lejos de simplemente regurgitar lo que otros habían masticado, podemos convertirnos en chefs que pueden cocinar algo espiritualmente nutritivo tanto para nosotros mismos como para nuestras congregaciones. En vez de simplemente usar los sermones e ideas de otros, podemos obtener nuestra propia inspiración yendo directamente a la Fuente de sabiduría divina.

Aunque a algunos de nosotros Robertson nos inspira a profundizar nuestros estudios del idioma Griego en que fue escrito el Nuevo Testamento, su deseo de alentarnos en la lectura y estudio de la Palabra de Dios debería inspirarnos a todos (y especialmente a los ministros) a familiarizarnos con el Libro de Dios que decimos amar más que cualquier otra cosa en este mundo.

Lic. G. Jorge Medina
Defensores de la Fe
www.defensoresweb.com

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