"Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros." (1 Pedro 3:15)
miércoles, noviembre 09, 2005
Si Jesús no era Dios, entonces se merece un Oscar
Leyendo los Evangelios podemos ver un retrato que describe a un hombre que era más que simplemente humano. Sus palabras, sus hechos, su efecto en su generación fueron tales que transformaron la historia de la humanidad.
Al terminar de leer los Evangelios nos encontramos en una encrucijada. O aceptamos cada palabra que salió de sus labios, o rechazamos todo como una invención. No hay un término medio.
Alguien dijo: "Requeriría alguien mayor que Jesús, para inventar a Jesús." Es decir, Jesús no puede ser invento, a menos que alguien mayor lo haya inventado, ¿pero quién puede ser mayor que él? El único que quedaría sería Dios, pero si fue Dios, entonces Jesús era realmente quién creemos que era: el Gran Yo Soy.
Jesús no deja alternativas. O lo aceptamos como el Camino, la Verdad, y la Vida, o debemos rechazarlo como un impostor. Pero, obviamente, un impostor no se hubiera dejado crucificar, ni hubiera hablado las sublimes palabras que habló Jesús. Alguien dijo que si se extractara lo mejor de los pensamientos de los grandes maestros y filósofos de todos los tiempos, las enseñanzas más grandiosas de los fundadores de religiones, y se pusieran todas en uno; no serían dignas de ser comparadas con el Sermón del Monte.
Como dijeron los soldados que fueron enviados a arrestar a Jesús: "¡Ningún hombre jamás ha hablado como este hombre!"
¡Exacto! Porque este "hombre" es al mismo tiempo Dios. Si Jesús no era Dios, entonces se merece un Oscar...
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