"Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros." (1 Pedro 3:15)
martes, enero 24, 2006
La verdadera Fe - parte 2
En nuestro análisis de la "fe" cristiana, podemos ver el argumento que Pablo hace al respecto en su primera carta a los Corintios, capítulo 15:
1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
5 y que apareció a Cefas, y después a los doce.
6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.
7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;
8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.
Note que la base misma del Evangelio es un hecho histórico real. No es simplemente fe en algo etéreo, irreal, de otra dimensión; sino fe o confianza en un hecho que sucedió en el mundo tri-dimensional diario, sucedió en tiempo y espacio reales. Hay abundantes testigos de esto, de hecho, no sólo Pedro y los Apóstoles, sino también más de 500 hermanos, los cuales estaban vivos y podían ser entrevistados cuando Pablo escribió su Epístola. Eso es evidencia.
Note el siguiente argumento:
14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
Pablo afirma sin lugar a dudas que si nuestra fe no está basada en un hecho histórico real, entonces es en vano. Una fe sin evidencia es una fe vacía, hueca, vana, inservible.
17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.
Sin la resurrección de Cristo, no hay perdón de pecados, sin ese perdón de pecados, estamos muertos espiritualmente, sin oportunidad de salvación.
Si Cristo no resucitó, dice Pablo, somos los más dignos de pena.
Pero note la conclusión:
20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
Es decir, nuestra fe no es en vano. Está basada en algo veraz. No sólo esto, sino que ya que Cristo ha resucitado, entonces nosotros también tenemos esperanza de resurrección, porque Cristo es las primicias, el primer fruto, luego seguiremos nosotros.
51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Es por esto que la aplicación de este Evangelio mediante la obediencia a Hechos 2:38-39 es tan importante:
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
¿Quieres tener una fe verdadera? Las puertas todavía estan abiertas.
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